martes, 12 de febrero de 2013

CASOS REALES DE "ANIMALES ASESINOS"








CHIMPANCÉ ATACA A UNA MUJER Y LA DESFIGURA


Charla Nash y Travis antes del accidente

 El chimpancé Travis, de 90 kilogramos de peso atacó a Charla Nash, residente de Stamford, el 16 de febrero del 2012 . La mujer quedó sin manos, nariz, labios y sin párpados en el ataque. Los médicos de la Clínica Cleveland, de Ohio, dijeron que ella quedó ciega y tendrá que ser sometida operaciones quirúrgicas durante dos años.  El ataque duró unos 12 minutos y terminó cuando la policía mató a Travis a balazos cuando éste se disponía a abrir la puerta del patrullero.  El día del ataque, Herold llamó a Nash para que la ayudara a hacer entrar al animal a la casa. Herold hizo conjeturas de que el chimpancé trató de protegerla y atacó a Nash porque ésta se había cambiado de peinado, iba en un automóvil distinto y colocó un juguete de peluche frente a Travis para captar su atención.  Herold, tuvo al chimpancé durante 14 años desde que nació, lo vestía y le daba alimentos para humanos. Cuando era más joven, Travis actuó en comerciales de Coca Cola.Travis sufría de la enfermedad de Lyme , que provoca ataques de ira y la depresión en los perros, los gatos y los seres humanos .Los reportes de toxicología confirman la declaración de Sandra que ella le había dado a Travis té el día del ataque, que podría haber exacerbado sus síntomas  Según la policía de Stamford, Herold les dijo que le había dado té a Travis el lunes, antes del ataque, porque estaba agitado. Y en una entrevista difundida el miércoles por la NBC dijo que le había dado al chimpancé té con Xanax "cinco minutos" antes del ataque. Incluso mostró la taza a un reportero.  Un médico de la Universidad de Chicago dice que el ansiolítico puede conducir a la agresión a personas inestables.  Herold había llamado a la policía el lunes pidiendo ayuda para controlar al animal, mientras gritaba "¡Apúrense, por favor! Le está destrozando la cara".  La policía de Stamford divulgó cintas grabadas del desesperado llamado telefónico de Herold a la policía mientras su chimpancé se ensañaba con su amiga.  En la grabación puede escucharse al chimpancé lanzando gruñidos, mientras Herold grita, "¡Está matando a mi amiga!"  El agente encargado de atender la llamada, dice "¿Quién está matando a su amiga?"  Herold responde, "¡Mi chimpancé! ¡Él la destrozó! ¡Mátenlo a balazos, mátenlo a balazos!"  El chimpancé atacó a Nash mientras Herold, de 70 años, apuñalaba a su amada mascota con un cuchillo de carnicero. Luego, lo golpeó con una pala.  









Charla Nash y las fases de la operación


LA TRÁGICA HISTORIA DE LOS 900 SOLDADOS JAPONES
 
Los casi 1.000 soldados japoneses se introdujeron en los manglares, pantanos anegados con agua y barro hasta la cintura, para recorrer una distancia de más de 16 Km. que los llevarían al punto de encuentro con sus otro camaradas. La trampa se había montado, los japoneses eran cazados por los francotiradores ingleses apenas asomaban de los matorrales y su única alternativa era huir por los lodazales. Algunos aseguran que los británicos intentaron convencer a los japoneses para que se rindieran pero estos los ignoraron y prefirieron jugar su suerte e introducirse en los aterradores manglares para comenzar una penosa marcha en plena noche. Atrapados en el barro de los manglares, los japoneses empezaron pronto a sufrir los efectos de las enfermedades tropicales, pero aún fue peor la presencia de un gran número de escorpiones, mosquitos tropicales y miles de cocodrilos de agua salada, los reptiles más grandes del mundo en su género. Bestias muy agresivas que pueden llegar a los 8 metros de largo y llegar a pesar más de una tonelada.
Según el relato de algunos sobrevivientes, lo peor ocurría de noche, cuando uno a uno eran cazados por los cocodrilos que de una forma repentina emergían de las mugrosas aguas para atrapar con sus enormes fauces a los hombres que avanzaban a tientas. Lo más aterrador era escuchar los gritos en la oscuridad o cómo los huesos y el cráneo se quebraban por la mordida de estos reptiles, que tras su captura, desaparecían de la misma forma que habían llegado, en medio de remolinos de agua y barro.
“Las balas nada pudieron hacer por nosotros, hubiera sido mejor morir en manos del enemigo”, relató un joven soldado japonés de solo 20 años que aún tenía dibujado el terror en su rostro.
Durante su travesía, cientos de japoneses murieron en aquellas semanas producto de las heridas, picaduras de insectos y serpientes, otros por falta de alimento o agua, pero la mayoría simplemente devorados por los enormes cocodrilos de mar.
Hasta el día de hoy se discute la magnitud de este hecho, y hay quienes alegan que fueron 900 los soldados que se internaron en los manglares, que se capturaron 20, pero otros 500 salieron del pantano para seguir combatiendo, así, solo 400 fueron muertos por los dientes de cocodrilos.
Sin embargo, el Libro Guiness de los Records tiene al ataque de la Isla de Ramree como el más mortífero realizado jamás por esta clase de animales.
Finalmente cuando los británicos lograron penetrar en las zonas secas del pantano, de los casi mil soldados japoneses que en un principio habían huido hacia su interior, sólo fueron capturados una veintena de ello
s, gravemente heridos y debilitados.
Los pocos y harapientos sobrevivientes del calvario, no olvidarían por el resto de sus días que aquel año de 1945 ellos habían salido airosos de la batalla con uno de los depredadores más poderosos y peligrosos del mundo, el gran cocodrilo de agua salada.
La masacre humana de Ramree se enmarcó en uno de los tantos relatos trágicos de la Segunda Guerra Mundial, una más de otras tantas que narraremos, pero esa, esa es otra historia.




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